El comunicado




        Estamos en 1950. La guerra hace tiempo que terminó pero la represión de Franco todavía llena las cárceles de España. También las de Valencia. La de San Miguel de los Reyes, la Modelo. Miles de ciudadanos se agolpan en el Interior de sus muros a la espera de sentencia. En la mayoría de los casos su única culpa ha sido defender el gobierno de la república. Algunos pronto saldrán, otros deberán cumplir algunos años de privación de su libertad, pero otros solo saldrán dentro de una caja de pino.



        Y allí, en la ciudad del Turia comienza esta historia. Son historias de barrio de manos del hilo conductor de una familia. Muchas familias tendrán también muchas cosas que contar, buenas y malas, grandes, pequeñas, y que pensamos que no deberían perderse porque forman parte de la historia lo mismo que las de grandes generales o deportistas que el único mérito es y será, en el mejor de los casos, matar o entretener. 

        En el número 90 de esta calle (actualmente 92) vive la familia Oltra. Es un humilde piso de 70 metros cuadrados en el que conviven diez personas. El piso lo tiene alquilado Francisco Oltra Vilaplana que ocupa la parte de un pequeño comedor, una cocina y dos habitaciones repartidas para él, su mujer, en segundas nupcias, Francisca Herrero y tres de sus cuatro hijos, Manolo, Paquita y José.

        La otra parte de la casa, una pequeña sala y un dormitorio, también pequeño, lo ocupan su otro hijo (de su primer matrimonio), Francisco y su mujer Josefina Mollá y los tres hijos del matrimonio, desde hace unos años y que su padre les cedió gratuitamente.



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