Mal dia

    Hoy he tenido un día francamente desastroso. Ha llamado a la oficina un cliente protestando de mala manera porque un programa no le estaba funcionando y ha de sacar unas facturas antes de las dos de medio día. Uno de los compañeros de oficina me ha llama para preguntarme si yo podría solucionarlo urgentemente. Como director de la sección de software no he tenido más remedio que levantarme ponerme en contacto con el cliente e intentar encontrar cual podía ser el problema, casi dos horas hemos estado intentando solucionarlo por teléfono y ha sido imposible, incomprensiblemente nada ha funcionado. He tomado la carretera porque son casi dos horas de camino para llegar. Ha sido poner el proceso en marcha y ver que alguno de sus oficinistas había cargado un juego con un virus. Por teléfono me juró por todos los santos que en su oficina nadie había hecho eso. En fin, el dueño se ha perdido para no tener que disculparse y tomo otra vez la carretera. Otro montón de pequeños, pero continuos inconvenientes que llevan a abandonar pronto la oficina, antes de tener un ataque de nervios, y regreso a casa a intentar dormir un poco hasta que llegue mi esposa.

    No me espero ni a desnudarme, me dejo caer en el sofá cuan largo soy, dejo caer la cartera y comienzo a buscar una posición cómoda. El otro día estuve hablando con mi amigo Juanito Feliz y me habló de un lugar al que el dice entrar en sueños y que llamaba “Jourdreams”, A Juanito siempre lo hemos tenido como un caso extraño y nunca se le ha hecho excesivo caso pero...¿Y si tuviera razón? Pensando en eso se me han cerrado los ojos y...

    ¿Qúe es esto?, veo una casas aquí delante, no lo conozco pero...en el camino hay un letrero, ¿que pone? ...”Joudreams”, que casualidad, el pueblo del que me habló Juanito el otro día. Supongo que esto debe de ser un sueño, me he dormido pensando en ello. Voy a entrar y mañana le diré a Juanito que ya conozco su pueblo.

    La verdad es que es muy bonito, me llama la atención que las calles están limpias, no hay colillas ni papeles, la gente con la que me cruzo parecen conocerme puesto que me saludan.

    -¡Buenas tardes señor! Que buen día nos ha salido ¿verdad?

    -¡Ya lo creo señora! -contesto- Un sol esplendido.

    Sigo avanzando por la calle y nuevos vecinos se cruzan conmigo. Su alegría y su educación fortalecen el alma de un hombre cansado como yo. He llegado a una plaza y veo un letrero que pone “Estación”. No se el porqué, pero siempre me han gustado las estaciones y cuando más antiguas mejor. No lo pienso ni un solo momento y me dirijo muy innteresado y seguro de poder contemplar un joya. Y así es. Una estación preciosa enmarcada por los verdes montes que se extienden hasta donde alcanza la vista. He tenido suerte, un tren se acerca y parece ser de vapor. El sonido de silbato, sus vapores de escape, el sonido de sus ruedas en las vías...todo me está haciendo gozar, nada puede ser mejor ni más bello para mi...

    ¡Alguien ha bajado del tren y envuelta en el blanco vapor, que ha soltado la locomotora como un suspiro de cansancio, se dirige hacia mi...!

    -¡Sonia! -exclamo al reconocer a mi esposa- ¿Como estás aquí?

    -Me dijeron donde estabas -me contesta sonriente mientras se acerca- y decidí salir antes y venir a estar un rato contigo.

    Y Sonia alarga sus manos hacia mi, las tomo entre las mías y las noto suaves y con un tenue calor que me recorre el cuerpo como si fuera la primera cita, hace ya más de veinte años, pero miras su rostro y has caído en la trampa, ya no eres capaz de apartar tu mirada de esos inmensos ojos azules que te penetran y te llenan de amor, sinceridad, alegría, encanto, amor... voy a abrazarla y entonces...

    Se escucha un fuerte golpe en la puerta... y me despierto.

    -Que pasa, ¿qué te has venido antes y viendo el fútbol te has dormido? ¿No has hecho cena? -escucho en el pasillo la voz de Sonia- Deja, ya llamo para que nos traigan una pizza de esas tan mala que hacen en la esquina, que vengo rendida.

    -Vale, me he dormido Sonia -le contesto mientras me incorporo- y no recuerdo lo que he soñado, pero me ha dejado algo dulce en el alma.  Se lo comentaré a mi amigo Juanito Feliz cuando lo vea.

    -Otro idiota de la cuadrilla de descafeinados que tienes...



Comentarios

Entradas populares de este blog

Juanito Feliz

Prohibido escuchar música de los 60

El tiempo perdido